Evolución Psicópata

      

“Siento un fuego despertar, que no puedo controlar, una fuerza superior sentí que poco a poco se apoderó de mí. Es una contradicción, una desesperación, siento que no soy yo y vuelve la transformación”.

Cuando llega a nuestros oídos la palabra psicópata, normalmente no dudamos en asociarlo con una enfermedad mental, pero podríamos decir que es una enfermedad de empatía. El psicópata no nace sino que se hace por las circunstancias que le rodean y su propia mente, pues su patología principal se encuentra en el ámbito de los sentimientos, temperamento o hábitos humanos por los cuales no sabe empatizar con el resto de personas e incluso consigo mismo. Todo le lleva a una gestión incorrecta de impulsos y a una equivocación del día y del mañana, distorsionando los principios morales que generan en perversión. Realmente el psicópata no tiene ningún problema de inteligencia, es más, la mayoría de los estudios realizados afirman que son personas extremadamente inteligentes. Hay muchos puntos de origen como pudieran ser traumas infantiles del pasado que en la edad adolescente o adulta se vuelven contra ellos generando violencia a su alrededor y siguen un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás, que comienza en la adolescencia y continua en la vida adulta como hemos mencionado. Una vez evolucionada su mente fatalmente y conducta,  para asignar la etiqueta de psicópata, sociopata o denominada también personalidad antisocial, debe tener el individuo cumplida la mayoría de edad y presentar síntomas de trastorno disocial como son  la agresión, destrucción de la propiedad, fraudes o robos y violación grave de las normas dando lugar a incapacidad de aprendizaje de la experiencia, emociones superficiales y irresponsabilidad sobre sus actos y además le sumamos la falta de remordimiento, tenemos ante nosotros una mente perturbada con los años y con una evolución clara del psicópata. Como conclusión final, especificar que el 20% de la población padece algún trastorno ocasional, que tiene el poder de cambiar y alterar la vida del restante 80%. Hitler es tal vez el más claro ejemplo de hasta donde es capaz un psicópata de dominar, conseguir un apoyo incondicional y hacer ver que era lo correcto. Con este semejante ejemplo aplacamos a otros y no percibimos que pueden existir otros sociopatas muy cerca de nosotros que puedan alterar nuestras vidas.