La veleta

Con el paso de los años, las veletas, que antiguamente nos servían para conocer la dirección en la que soplaba el viento han pasado hoy en día a ser un simple elemento decorativo que asoma por los tejados de algunas torres o iglesias, pero de dónde viene este artilugio que aun después de tantos siglos sigue adornando nuestros edificios mas emblemáticos. Su nombre proviene de “fané” que significa “bandera”. La más antigua que se conoce y que está documentada fue construida por el astrónomo Andronicus durante el año 48 A.C, la imagen tenía la cabeza y el torso de un hombre y la cola de un pez, fue colocada en la Torre de los Vientos en Atenas en honor al Dios griego Tritón. En la antigua Grecia y Roma, las veletas decoraban las villas de los hacendados adinerados. En el siglo IX se decretó que se debía exhibir a un gallo en el domo o aguja de las iglesias europeas como recordatorio a la profecía que Jesús  dijo “que el gallo no cantaría, la mañana después de la última cena, hasta que el discípulo Pedro negara que le conocía tres veces”. En la actualidad la fábrica de veletas varía según los materiales, o por la variación arquitectónica de los edificios. Con el desarrollo de la brújula, pasó a ser algo honorífico a cinético y ese preciso momento pasaron a se insignias de arte. Más tarde llegaría el anemómetro de Leonardo da Vinci, más tarde la radio y la costumbre de escuchar los servicios meteorológicos, así cayó en desuso las veletas y se convirtieron en piezas de museo.

…regresa a lo antiguo y serás moderno