"Un pequeño paso para el hombre, un enorme salto para la humanidad" Palabras que pronunció Neil Armstrong cuando pisó la Luna, pero como hemos logrado alcanzar otros planetas?.
La era
espacial se inició como consecuencia de los programas militares de las dos
superpotencias: la Unión Soviética y los Estados Unidos. Desde que
terminara la segunda guerra mundial, los dos países competían en una carrera
por el desarrollo de misiles con cabezas nucleares. La envergadura y potencia de
los misiles estratégicos soviéticos brindó a la URSS el liderazgo en la
exploración espacial, ya que los cohetes lanzadores de satélites fueron una
adaptación de los militares. El
lanzamiento del satélite soviético Sputnik 1 el 4 de octubre de 1957 marcó el
inicio de la era espacial. Para el mundo fue motivo de asombro; para los Estados
Unidos supuso también una crisis de confianza. El Sputnik 1 no sólo mostró
que la Unión Soviética era superior en misiles, sino que igualaban por lo
menos a los Estados Unidos en el campo más amplio de la tecnología, que
Norteamérica había considerado hasta entonces como terreno propio. Cuando
Kennedy fue elegido presidente en 1960 hizo de los vuelos espaciales tripulados
norteamericanos objetivo primordial de su política. La carrera espacial pasó
a convertirse en sustituto de la guerra. En 1969
Estados Unidos se convirtió en la primera nación que logró enviar seres
humanos a la Luna. El mundo, además de asombrarse, respiró aliviado: se había
conseguido el equilibrio en la carrera espacial. El
espacio se convirtió en terreno de pruebas para numerosas tecnologías: electrónica,
proceso de datos, máquinas - herramientas, automatización, instrumental médico
y otras muchas. La participación de un ingente número de personas (medio millón
en el caso del proyecto estadounidense Apolo), permitió también el desarrollo
de técnicas de dirección más eficaces, que hoy se aplican a la industria en
general. Debido a
la importancia que el peso y la potencia revisten en cualquier vuelo espacial,
se dedicaron grandes esfuerzos monetarios y de investigación a la
microminiaturización y al desarrollo de fuentes energéticas como los paneles
solares y las baterías de larga duración. En 1963 se estableció en Washington
la Oficina de Utilización Tecnológica destinada a informar al público de los
beneficios que se derivarían del programa espacial. Muchos avances actuales son
resultado directo de aquella investigación. La
industria de las computadoras resultaba indispensable. Tan sólo para el control
de vuelo se utilizaban docenas de computadoras, y en una fase del desarrollo
del Proyecto Apolo se emplearon el ordenador más grande del mundo y el más
pequeño. El
espacio mismo, con su combinación de ingravidez y vacío carente de
microorganismos, constituye el medio perfecto para investigaciones de
determinados campos, como la biología y la medicina. En las estaciones
espaciales (bases semipermanentes en el espacio) que tanto Rusia como Estados
Unidos pusieron en órbita a partir de 1970, se pueden llevar a cabo procesos
industriales inviables en la Tierra a causa de la gravedad. Desde estas
estaciones se pueden tomar fotografías de la superficie terrestre que permiten
la identificación de zonas ricas en recursos naturales, como el petróleo.
La
tecnología espacial podrá asimismo ayudar a resolver los problemas del Tercer
Mundo; en el futuro se podría educar a sus amplias y diseminadas poblaciones
mediante programas de televisión vía satélite.
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