Una exquisitez "Dulce de leche"

Manjar de manjares, delicia de delicias, exquisitez de exquisiteces, vianda de viandas. Es poca las alabanzas que hemos de dar a este producto conocido también como manjar blanco, un hábito alimentario de los argentinos “dulce de leche”.

Cuentan ciertas anécdotas históricas que, en cierta ocasión, por el año 1829, se reunieron en Cañuelas, a 65 kilómetros de Buenos Aires, en la estancia del Caudillo Federal Juan Manuel de Rosas, éste y el Unitario Juan Lavalle.

Éste último, pariente y enemigo político de Rosas, llegó antes a la cita y se recostó en una cama, quedándose dormido, rendido por el cansancio.

La criada, que preparaba al fuego la "lechada" (leche con azúcar) matutina para cebarle mate de leche a su patrón, al ver la actitud del enemigo del "Restaurador", fue a dar aviso a los guardias. Al llegar Rosas, dejó que Lavalle descansara un buen tiempo más, y cuando éste despertó, pidió el mate de leche, a lo que la criada recién tomó conciencia de que la leche azucarada continuaba hirviendo desde temprano. Y cuando fue a buscarla encontró que se había convertido en una sustancia espesa y marrón oscura. Al plantear lo sucedido, cuentan que Rosas lo probaron y le agradó el gusto, por lo que compartió con su enemigo político, lo que más adelante iba a ser el dulce criollo de la industria láctea argentina.

Un dato que resaltaremos es su incorporación al resto del mundo en el año 1921, se celebró en Washington la Primera Exposición Regional de Lechería, y allí fue conocido y tuvo un lugar predominante el Dulce de Leche como producto regional producido en tierras sudamericanas del sur; y rápidamente conquistó un lugar predominante en los paladares exigentes en todo el mundo. Hoy en día lo podemos adquirir en cualquier supermercado de nuestro barrio.