La
inteligencia emocional del hombre no evoluciona por igual.
¿Qué factores entran en juego cuando personas con un elevado
coeficiente intelectual fracasan en sus empresas vitales, mientras que otras
con un CI más modesto triunfan clamorosamente?. La diferencia radica en lo que
llamaremos la inteligencia emocional,
que engloba actividades como el autocontrol, el entusiasmo, la perseverancia y
la automotivación, las cuales pueden ser aprendidas, y en consecuencia, enseñadas.
La inteligencia emocional constituye un vínculo entre los sentimientos, el
carácter y los impulsos morales. Quienes carecen de autocontrol adolecen una
deficiencia moral en cuanto a voluntad y carácter. La raíz del altruismo radica
en la empatía. Y precisamente, lo que necesita la moral hoy en día no es más
que voluntad, carácter y altruismo, a los cuales se llega, como he dicho,
gracias a estos principios de la inteligencia emocional: autocontrol y empatía.
Desde hace muchos años se ha tenido en cuenta, de una u otra forma, que el ser
humano es poseedor de dos mentes, la de la cabeza y la del corazón: la primera
que piensa y la segunda que siente, y además estas dos mentes se
interrelacionan y trabajan en equipo. Cuanto más intenso es un sentimiento, más
dominante es el “corazón”.
La inteligencia académica tiene poco que ver con la vida
emocional. La inteligencia tiene muchos más aspectos que el CI: inteligencias
verbal, lógico-matemática (estas dos primeras más vinculadas al CI), espacial,
fluidez corporal, musical, interpersonal e intrapsiquica, según Gardner. La
citada inteligencia interpersonal es la capacidad de comprender a los demás,
esencial en la vida cotidiana.. La psicología actual comienza a tener en cuenta
el papel que desempeñan los sentimientos y las emociones en los problemas
mentales. Darse cuenta de los propios sentimientos en el momento en que ocurren
es la base de la inteligencia emocional. La inteligencia emocional, es un
aspecto que determina nuestras vidas, o al menos tan importantes como el
afectivo, el profesional o el de nuestra propia autorrealización y el sentirnos
a gusto con nosotros mismos. Se debería potenciar el desarrollo académico de
las facultades que engloba la inteligencia emocional: el aprendizaje de las
materias que se imparten hoy día en colegios e institutos aportan cultura, que
es básica para la vida en nuestro tiempo, pero no se nos enseña a vivir, a
escuchar a los demás, a controlar nuestras emociones, a saber esperar nuestras
oportunidades, a llevar una relación en pareja, a tratar adecuadamente a
nuestros subordinados, o a nuestras autoridades o a conocernos a nosotros
mismos y a los demás.
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