En sus primeras observaciones el hombre notó que la sombra variaba de acuerdo con la posición del Sol, y así poco a poco nació el Gnomon, que consistía en un bastón incrustado en el suelo perpendicularmente, señalando en la tierra con surcos para indicarnos los distintos momentos del día. La sombra del bastón era la que señalaba los diferentes horarios, hasta que evolucionaría y se convertiría en grandes obeliscos, como los más conocidos obeliscos egipcios, esos pilares cuya sombra se desplazaba a medida que transcurría el día, marcando las horas entre el amanecer y la caída del Sol. El más antiguo gnomon se usó en Egipto en el 1500 antes de Jesucristo, en la misma biblia se relata que se hizo construir un cuadrante solar en Jerusalén. A los gnomotes le siguieron lo meridianos que utilizaban el mismo sistema de sombra. Cuando el hombre tuvo en cuenta el eje de rotación de la tierra puedo calcular con precisión los tiempos y se construiría el cuadrante solar. Estaba formado por un estilo y una base esférica sobre las que se marcaban las líneas horarias, artilugio considerado un instrumento de mayor precisión hasta entonces conocido. De este surgieron el cuadrante ecuatorial y luego el cuadrante universal que era portátil y solía ir acompañado por una brújula pues era un instrumento muy útil para los navegantes. Para las mediciones nocturnas del tiempo, aparecieron los cuadrantes estelares y lunares que funcionaban básicamente cuando los cielos estaban totalmente despejados. El hombre vio la necesidad de medir el tiempo como transcurso y no como visual y de esa forma es cuando apareció el reloj de cera con velas de duración prevista. A medida que esta se consumía iba señalando un determinado tiempo y se usaba generalmente en oficios religiosos sobre la Edad Media. Más tarde en 1902 se utilizó una candela que contenía bolitas de metal que caían a medida que la cera se iba derritiendo. Hemos visto varios ejemplos de métodos solares y sus respectivas evoluciones, pero el hombre es un ser incansable e insaciable y puso todo su empeño en superar su necesidad de medir el tiempo.
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