Del lino al profiláctico

  

Muchos de nosotros hemos ido a comprar un preservativo alguna vez en una farmacia, supermercado, gasolinera…etc. Hoy en día podemos disponer de ellos en cualquier sitio, sin temor a las miradas indiscretas de otra época.
Partimos del siglo XVI, creado por un profesor de anatomía. Su uso en principio se aplicó para paliar enfermedades sexuales como la sífilis que azotaba muchos países.  Un siglo después, en la casa Real de la vieja Inglaterra empezaron a preocuparse por la cantidad de bastardos Reales que andaban por la calles. Juntando estos dos siglos, tenemos las dos aplicaciones del uso del preservativo: impedir enfermedades sexuales y método anticonceptivo. Pero hace mucho más tiempo, en concreto hace 3850 años apareció un Papiro egipcio donde explicaba cómo evitar un embarazo.
“La mujer mezclará miel con sosa y excremento de cocodrilo, todo lo cual acompañará de sustancias gomosas, aplicándose una dosis del producto en la entrada de la vagina, penetrando hasta donde se inicia la uña”.
El brebaje funcionaba, pero hoy en día no sabemos si era por su efecto o por el olor tan desagradable que desprendía.
El preservativo como hoy en día lo conocemos lo implantó Charles Goodyear, partió de la vulcanización del caucho hasta nacer el profiláctico de goma. Tengamos en cuenta que en tal evolución, muchas mujeres fueron usadas como experimentos, llegando a introducirles en sus vaginas trapos de lino.