Mágicos movimientos

  

Nos encontramos en un concierto de música clásica, frente a nosotros innumerables instrumentos musicales nos maravillan con sus sonidos, invaden toda la sala su armoniosa precisión de notas y silencios. Escuchamos de fondo golpes muy fuertes y graves, aporreando el suelo ¿qué es? Una batuta sujeta el director de la orquesta de casi dos metros de largo, nos encontramos en el año 1687.
El compositor Juan Bautista Lully, murió a consecuencia de una herida producida por una batuta de semejante tamaño, pero lo mas increíble, no fue el último en perecer.
Las gentes adineradas de entonces que acudían a palacios, iglesias y teatros para presenciar conciertos de música, les parecía una tarea ingrata y molesta de escuchar, la batuta golpeaba el suelo formando una nube de polvo, el ruido que generaba impedía poder escuchar con claridad las bellas melodías. Poco a poco muchos compositores fueron sustituyendo la batuta robusta y pesada por los movimientos de las manos. En 1876 por primera vez, el director se colocó dando la espalda al público y dirigiendo su orquesta con una fina vara de marfil, sustentándola en la mano con una delicadeza muy precisa, ni fuerte ni suelta, apoyada en la palma y abrazada por los dedos, dibujaba en el aire el compás y los ritmos de la música.