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sábado, 18 de junio de 2011

¿Quieres un cigarrillo?

 


El mundo occidental comenzó ha hablar de este nuevo producto o sustancia en el año 1492. El mismo Cristóbal Colón habló del tema a su vuelta de América.
“… y hallamos a mucha gente que volvía a sus poblados, mujeres y hombres, con un tizón en la mano hecho de hierbas, con el que tomaban sus sahumerios acostumbrados…”
Esta planta de la que se hablaba recibía el nombre de cohíba. El tabaco no solo se fumaba, también se mascaba y si la hierba se reducía a polvo se podía aspirar por la nariz. A lo largo del tiempo muchas celebridades han escrito sobre el tabaco pero me centraré en una descripción que se hizo sobre el año 1520.
“…son unas hierbas secas metidas en cierta hoja a manera de mosquete encendido por una parte, mientras por la otra chupan con el recuello para adentro aquel humo, con el cual adormecen y casi se emborrachaban y no sienten el cansancio…”
Ya entonces se empezó a advertir del tabaco, de ese vicio que creaba un hábito y dependencia del sujeto. Con los años se vio que era un buen negocio y no tardaron en aplicarle impuestos y de los impuestos a incluirles nuevos aditivos, hasta que el pasado siglo se descubrió la nicotina que se encontraba en la misma planta del tabaco y fue considerada un potente veneno. Consiguieron aislar esta sustancia y la aplicaron para realizar los cigarrillos con más cantidad de nicotina y conseguir más adictos a este vicio. Hoy en día podemos adquirir un paquete en multitud de establecimientos del todo el mundo, el tabaco que se esnifa por la nariz no es muy común pero podemos localizarlo mas concretamente en los Países del Este, entre ellos Republica Checa. Recordar que solo un cigarrillo que mide unos 8 centímetros contiene unas 3000 sustancias, pero sólo la nicotina es la causante de la adición. Nuestros gobiernos sea cual sea el país, hemos de suponer que son conscientes de la alteración que sufre el tabaco desde la recogida de la hoja hasta que llega a nosotros el paquete, en el que solo especifica los gramos de nicotina, alquitrán y monóxido de carbono que contiene un cigarrillo. Tenemos ante nosotros una fatídica evolución.

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